Prótesis de rodilla

Eres un buen candidato para un reemplazo parcial de rodilla si:
- Tienes artritis avanzada en solo un compartimento.
- Tienes estabilidad ligamentosa, sin rotura del LCA.
- Pesas menos de 100 kg (220 libras).
- Tienes una deformidad moderada de la rodilla, con un varo inferior a 10 grados.
- Disfrutas de un buen rango de movimiento en la rodilla.
- Eres menor de 50 años o mayor de 65 años.
- No padeces artritis reumatoide.
- No has tenido cirugías previas en la rodilla como reconstrucciones de ligamentos, fracturas u osteotomías.
El reemplazo de rodilla se recomienda solo cuando los tratamientos no quirúrgicos no dan resultado. Entre las opciones conservadoras se incluyen el uso de férula de descarga —una buena respuesta puede indicar que bastaría un reemplazo parcial— y las inyecciones de cortisona, útiles para retrasar la cirugía. También se aconsejan radiografías cada 6 a 12 meses para controlar la evolución y, en casos leves de artrosis, inyecciones de ácido hialurónico. La pérdida de peso es fundamental, ya que influye directamente en la decisión quirúrgica. Además, reducir el impacto de la actividad física puede ayudar; por ejemplo, sustituir la carrera por ciclismo o ejercicios de menor intensidad.
El reemplazo de rodilla solo se indica en pacientes que no han tenido éxito con tratamientos no quirúrgicos.
El reemplazo unicompartimental de rodilla ofrece varias ventajas frente al total. La incisión es más pequeña, se daña menos tejido y se pierde menos sangre, lo que facilita una recuperación rápida y con menos dolor. Los pacientes suelen reincorporarse antes a sus actividades y disfrutan de una rehabilitación más cómoda.
Además, al sustituir solo una parte de la articulación, se conserva gran parte de la mecánica natural de la rodilla, lo que mejora el rango de movimiento. Muchos pacientes describen que la articulación intervenida se siente más natural y funcional que en los reemplazos totales.